3 jul 2011

No me sueltes.

"No me sueltes"
Porque mi tren ya ha partido. Porque ya no hay vuelta atrás. Porque te estoy susurrando al oído mientras escribo. Porque, por más cruel y crudo que suene, ese fue el único momento en que fuiste mía.
Por eso escribo lo que no te pude decir.
Escribo lo que tendría que haberte dicho, en el patio de atrás, apoyados en un abrazo, y tiernamente me aconsejaste que entremos, que se estaba haciendo tarde, que espacio, que tiempo.
Escribo lo que tendría que haberte dicho luego de que te pedí que nos quedemos.
Escribo lo que, luego de que una brisa fresca pasara por mi nuca y yo intente conservar el calor de tu cuerpo abrazado al mío, en vez de resignarme y entrar, debí haberte susurrado al oído:
"Dame una oportunidad de hacer que te enamores de mí, y prometo que no tendrás más días nublados, en los que solo te abrazan la lluvia y el frío.
Dame una oportunidad de congelar el tiempo y el lugar, y de romper la pausa, el frío y la incomodidad, mientras me acerco a tu boca.
Dame una oportunidad de hacerte sonreir, antes de que mis labios toquen los tuyos.
Pero si no estás dispuesta a enamorarte de mí, y si deseas que te abrazen tanto la lluvia como el frio, y si congelar el tiempo y el lugar es arriesgado, y en eso persiste la pausa, el frío y la incomodidad, y tu boca se aleja de la mía, y si tu sonrisa se desvanece y nuestros labios no se tocan, entonces...
No me sueltes"