mientras nos besamos
arrodillados, tu sonrisa
se tiñe de tristeza.
Y percibo, con mis
ojos cerrados, los tuyos
lejanos, y tu cuerpo
que viene y se va.
Nos contemplamos
los rostros con miedo,
poso una mano en
tu mejilla, y la besás.
Tan fácil me envolvés
con tus largos brazos,
me dejo acariciar, nos
empapamos en el otro.
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