19 sept 2012

Los amantes.

Cierro la puerta acorralándote contra ella al aventurarnos en el frío del dormitorio. Buscamos un recinto más reconfortante, arrastrando los pies mientras nos besamos, presos de la torpeza y de un temblor eufórico.
Nuestros pechos se encienden, nuestros besos crepitan, nuestras manos se encuentran y nuestros estómagos se inflan y desinflan, aturdidos.
Las velas se consumen casi tan lento como nos desnudamos.
El tren ruge casi tan rabioso como mis labios.
Las cortinas de seda bailan casi tan suave como tus dedos.
Las agujas avanzan casi tan rápido como nos amamos.
Y anochece casi tan profundo como nos dormimos.

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