18 nov 2012

Los extraños.

Quisiera saber por qué
mientras nos besamos
arrodillados, tu sonrisa
se tiñe de tristeza.

Y percibo, con mis 
ojos cerrados, los tuyos
lejanos, y tu cuerpo
que viene y se va.

Nos contemplamos
los rostros con miedo,
poso una mano en 
tu mejilla, y la besás. 

Tan fácil me envolvés 
con tus largos brazos,
me dejo acariciar, nos 
empapamos en el otro.

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