9 dic 2010

Trabajo en la ciudad.

Llanto de almas perdidas.
Olor a humedad de siglos.
Ruido de gritos por la calle.
Gusto a desolación.
Pasos nerviosos y angustiados por doquier.
Luces de propaganda anti-stress.

Saco, camisa y corbata.
Zapatos lustrados y pantalones prolijos.
Derecho a la oficina,
A morir una vez más.
Para asentirle al jefe.
Y quitarle razón al ser.

¡Liberense!.
Encadenados por viejas y oxidadas mentiras.
Víctimas del tiempo.
Robots cuadrados y tristes.
Mentalidades vacías y huecas.
Sobreprotegidos, abusados y engañados.
A ustedes les digo:

¡Liberense!

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